Cuando descubrí la macrobiótica me di cuenta de que es el único estilo de vida más apropiado que cualquiera puede adoptar para mejorar su estado de salud física, mental y espiritual. Es decir, una forma de vivir en equilibrio, teniendo una dieta diaria simple y equilibrada a base de cereales integrales y otros alimentos naturales de origen vegetal en su mayoría, eliminando los productos procesados químicamente y envasados. Eso sí, el concepto de macrobiótica no significa solo una alimentación equilibrada, sino también pensamiento positivo, ejercicios moderados y gratitud espiritual según decía Michio Kushi.

El término macrobiótica viene del antiguo griego macro (gran) y del bios (vida) y ha sido utilizado hace miles de años por Sócrates, Aristóteles e Hipócrates, entre otros. Este ultimo consideraba que la mejor medicina de todos es enseñar a la gente como no necesitarla.
La macrobiótica actual se basa en los principios de la antigua civilización oriental, siendo Georges Ohsawa el que la trajo y la difundió en el Occidente. El afirmaba que si aplicamos diariamente los principios de la filosofía oriental en nuestra vida, podríamos alcanzar la armonía. Pero para poder llegar allí, sería necesario comprender primero el Principio Unificador de la filosofía oriental, el yin y el yang.

En su día, Ohsawa compartía ideas sobre una dieta que aportaba grandes beneficios para la salud, en la que se utilizaban alimentos naturales, y proponía diez tipos de régimen que uno podía elegir para cambiar de hábitos y equilibrar su energía. Es posible que hayas oído hablar de la dieta número siete que ha llegado a ser muy conocida en los años sesenta y setenta. Ésta partía de la base que se podría conseguir rápidamente (7-10 días) el equilibrio y así resolver los problemas de nuestro cuerpo y mente. No obstante, a día de hoy no sería para nada aconsejable ponerla en práctica sin consultar con los expertos en dietoterapia del ámbito de la macrobiótica, ya que podría ser perjudicial para la salud.
A lo largo de los años tanto el médico alemán Christoph Wilhelm Von Hufeland (uno de los seguidores de Hipócrates), como el doctor Sagen Ishizuka (el que hablo de la importancia en la salud de la relación ácido- alcalino y sodio- potasio y el que ayudo a Georges Ohsawa a curarse de la tuberculosis) entre otros, recomendaban una alimentación y un estilo de vida saludable relacionado con la macrobiótica. Sin embargo, hoy en día, como hay tantos medicamentos por «probar», los médicos ya no recomiendan esta clase de dieta.

Otra persona muy conocida en el mundo de la macrobiótica es Michio Kushi, fundador de instituciones de prestigio internacional, defensor sobre la importancia de una alimentación natural y de vivir en armonía con la naturaleza. El afirmaba años atrás que en la macrobiótica aún se intenta seguir la filosofía de Hipócrates en especial en aquello que se refiere a «que tu alimento sea tu Medicina», y también en cuanto al concepto de que «es la Naturaleza la que cura», a la que debemos de respetar y seguir por su camino. Y si nos paramos a reflexionar por un momento, nos damos cuenta de que, en realidad, debido a los cambios que estamos experimentado últimamente y al desarrollo de las nuevas tecnologías, nos hemos alejado bastante de esa fuerza poderosa a la que pocos saben agradecer y respetar como es debido. Por eso creo que ya va siendo hora de hacer unos cambios en nuestras vidas y considero que el enfoque macrobiótico sería la forma más apropiada para llegar a conectar con la Naturaleza y con nosotros mismos. Para adentrarnos un poco más en este mundo, creo que sería necesario entender bien de que se trata antes de empezar a cambiar de hábitos poco a poco.

La macrobiótica recomienda comer alimentos integrales, según el clima y la estación, pero tenemos que aprender a elegir los alimentos con conocimiento, con conciencia, libertad y responsabilidad, sin dejar que el alimento que nos elija a nosotros. Además, la macrobiótica destaca el efecto nocivo de los alimentos procesados y refinados y promueve la elección de alimentos completos, preparados de forma tradicional. Incluso, nos enseña como elegir y cocinar los alimentos y la energía que nos aporta cada uno de ellos, no sólo el valor nutritivo en el que se basan normalmente las dietas nutricionales y creo que la mejor forma de aprender es experimentar cada uno a base de la autoevaluación, de autoconocimiento y de practica propria. Como seres vivos somos únicos, cada uno en su forma de ser y su genética, y tenemos necesidades y actividades diferentes, por lo cual no podemos tener tod@s una dieta estándar.
Con todo esto, lo que deberíamos de entender es que la Macrobiótica no es una doctrina, sino que es la flexibilidad de que cada individuo pueda elegir libremente lo que mejor le sienta, es un estilo de vida que nos relaciona a cada uno de nosotros con la tierra y con los orígenes de cada uno.